De obligada visita, casi como la catedral de León, Casa Blas es un lugar muy especial. Los que la conocemos hace más de 25 años, “apenas” notamos los cambios: los mismos platitos metálicos, las mismas fotos en la pared, los mismos camareros…, y los mismos adornos cada Navidad! Bueno, hace unos pocos años han remozado la fachada y arreglado un poco su interior (aunque sigues sin poder sentarte!). Pero da igual. Yo cada vez que visito León, acudo al menos una vez a Casa Blas. Y es que sus patatas fritas, su única tapa, han dado la vuelta al mundo varias veces, incluso llegando a Japón, hasta donde viajaron para explicar cómo consiguen esas riquísimas patatas fritas. Picantes (prudencia!) o no picantes, siempre con un toque de ajo, te las pondrán con cualquier bebida. Incluso podrás llevarte un cucurucho a casa, para ver el fútbol.
No está dentro de la ruta clásica de “tapeo leonés” (Húmedo, Romántico, etc.) pero si estás en el centro, acércate y comerás un “plato típico leonés”: unas ricas y “distintas” patatas en un sitio mítico. Además, como excelente complemento, a su costado se encuentra el Barín de Eva donde, con tu cerveza o vinito, te pondrán de tapa una tabla de embutidos leoneses (de fabricación propia). Pero de este sitio hablaremos otro día.
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