Cuando hace poco veíamos por primera vez este vídeo, recordábamos con cariño algunos de nuestros días en esa península mediterránea que tanto se parece a la nuestra, pero que también tiene cosas tan distintas. Y obviamente nos acordábamos sobre todo de su comida.
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La comida de este país es muy variada, reflejando las diferencias culturales de sus regiones y la diversidad de su historia. La cocina italiana, incluida en la denominada gastronomía mediterránea, se imitada y practica en todo el mundo. Es muy común que se conozca la gastronomía de Italia por sus productos más famosos, como la pizza, la pasta, el café o el aceite, pero lo cierto es que es una cocina completa, donde coexisten abundantes olores y sabores del mediterráneo. Se trata de una cocina con fuerte carácter tradicional, muy sectorizada por regiones y heredera de largas tradiciones, que ha sabido perpetuar recetas antiguas como la pizza, plato napolitano por excelencia, o la polenta, que hoy en día puede degustarse en cualquier trattoria del norte. Italia también posee numerosas variedades de vino y de queso de alta calidad y renombre. Pero de estas dos cosas, del queso y del vino, hablamos en otra ocasión.
Un menú tradicional en Italia consiste en diversas fases (recuerda que la Pizza, en Italia, se suele considerar un plato único). Un menú típico consta como mínimo de cuatro platos: antipasto, primo piatto, secondo piatto y dolce, es decir, aperitivo, primer plato o entrante, segundo plato y postre. El antipasto suele estar formado por pequeñas exquisiteces, como caponata, cacio imperio, frico, suppli, affetati (rodajas de salami, mi favorito), frittata… pero siempre en poca cantidad. Se trata de abrir el apetito.
El primero habitualmente consiste en un plato a base de pasta, o bien un risotto. La carne o el pescado son ingredientes comunes del segundo. En estos platos no hay más que la carne o el pescado y, a lo sumo, un poco de guarnición, verdura estofada y, en el norte, quizá (ojalá) polenta.
El último lugar lo ocupa el postre, que puede constar únicamente de una pequeña tabla de quesos, gelato, unas piezas de fruta o degustar alguna especialidad regional.
Finalmente disponemos de algunos digestivos muy efectivos, como la grappa de las regiones septentrionales, o el sambuca, licor de hierbas característico de Lazio. Y no puede faltar un expreso o ristretto para redondear la comida. Buon appetito!
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